jueves, 9 de agosto de 2007

EL RIO POZUZO Y SU LEYENDA


OFRENDA DE AMOR A LAS AGUAS DEL RIO POZUZO

En el Caserío “Tingo Malpaso” del distrito de Pozuzo, Pasco, los días viernes se realizan ferias donde los pobladores exhiben y venden tanto productos agropecuarios como una impresionante artesanía local. Hace 4 años tuve la oportunidad de visitar estas ferias; empecé observando todos los puestos y me detuve en uno donde se vendían unas hermosas mantas. Mas que preguntar por el precio de las mismas, quise conocer los detalles de cómo y quienes las hacían.
Fue así que después de dar a conocer mis inquietudes, una alegre y joven muchacha –con cierto dejo andino- me explicó que la calidad de sus tejidos se la deben al agua y seguidamente me dio a conoce la leyenda titulada “Ofrendas de amor a las aguas del río Pozuzo”.
Por supuesto que compré una manta y de esta manera comprendí que aun existen culturas que valoran cada vez mas su entorno y la importancia de éste en sus vidas, como en este caso el profundo respeto hacia el agua. De esta manera, el patrimonio cultural de mi pueblo Pozuzo se hace mas rico y se refleja en la artesanía andina. A pesar que la persona que me contó la leyenda falleció dando a luz el año pasado, la difundí en mi colegio con mucha nostalgia.

Desde hace muchos años todas las mujeres del Caserío de Cocatambo aprenden a tejer desde muy pequeñas gracias a la ayuda del agua y de sus mamás. Ellas, sabiamente aconsejan a sus hijas el respeto hacia el agua porque éste es el secreto para tener éxito en la confección de muchos tejidos como en este caso las famosas mantas que sirven para cargar en la espalda a los bebes guaguas, llevar productos de la chacra o simplemente para cobijarse en los duros inviernos que caracterizan a la zona alto andina de Pozuzo. Una vez que las mamás han cosechado el algodón, se lo dan a las niñas para sacarle las pepitas y empiecen a darle forma de hilo. Como es lógico, las pequeñas manos y corta edad de las niñas dificultan la labor, quienes con mucho esfuerzo deben culminar en una meta común: hacer un bollito del tamaño de su puño.
Es tanta la alegría y emoción que sienten las niñas al hacer los bollitos que al acabar de hacer su bollito, inmediatamente buscan a sus mamás para entregárselos. Es precisamente en este momento donde la comunidad le rinde culto al agua, motivo por el cual las mamás conducen a sus hijas al río. A pesar que para las niñas resulta fascinante acercarse al agua para bañarse o lavar su ropa, para la mayoría de ellas este momento deja una huella imborrable en sus vidas.
Madre e hija, con sus miradas puestas frente a las aguas del río Pozuzo, se arrodillan y piden a Dios que así como el río conduce sus aguas constante e infinitamente y sin obstáculos, vienen a ofrecer un bollito de hilo y recibir la bendición de sabiduría, talento y éxito en el arte de tejer a lo largo de toda la vida.
Este es el momento en que las niñitas lloran desconsoladamente porque las mamás les piden que arrojen su bollito al agua. Las niñas no comprenden por qué les piden eso y se resisten a desprenderse de ese primer bollito al que tanta atención y cariño le dieron, pero ante la insistencia y convencidas por las sabias palabras de sus mamás, terminan arrojando el bollito al río donde a la vista de ambas se empieza a desenredar y viajar con las aguas del río. Luego y solo después que ya no se ven señales del bollito, madre e hija regresan a casa donde por primera vez la mamá le enseña en el telar las primeras nociones de tejido, diciéndole a la hija que ya está lista para emprender libremente el desarrollo de su talento y tejer de manera grandiosa como el imponente cauce de las aguas puras y limpias del río Pozuzo que sin dificultad alguna va a descansar a la plenitud de los océanos. Todas las mamás son las responsables de difundir esta leyenda de generación en generación.

Fuente oral: Marlene Margarita Simón Aróstegui, Caserío de Cocatambo, Pozuzo, Oxapampa, Pasco
Escolar: Brunella Catie Egg Cusis, 13 años; Fundo San Teodoro, Pozuzo, Oxapampa, Pasco
Asesor: Yari Cusis de Egg

¡CUTIY! ¡CUTIY! ¡CUTIY!(¡Regresa! ¡Regresa!, ¡Regresa!)

CUTIY (REGRESA)

Allá por los años 1,400 d.c. en tiempos que reinaban el Tahuantinsuyo los incas Pachacutec y Túpac Yupanqui. En la cultura del DIOS DEL AGUA WARI, hoy departamento de Ayacucho en la región de Lucanas (Puquio), estaba un pueblo próspero, muy aguerrido difícil de subyugarlo al reino del CUSCO llamado HATUN SORAS (Gran Soras) hoy distrito “San Bartolomé de Hatun Soras” fundado como tal hace 150 años.
Aquí surge una fascinante, linda y romántica Leyenda-Historia-Mítica, ligado directamente al DIOS DEL AGUA WARI. En HATUN SORAS, gobernaba un noble sabio y guerrero. Este tenía una hija, con las cualidades del padre y sobre todo era extraordinariamente bella.
HATUN SORAS se dividía en dos “barrios” URIN SORAS Y HANAN SORAS. Al segundo barrio lo gobernaba un cacique. Este tenía un hijo que a la vez se enamora perdidamente ; el le ofrece matrimonio. El noble sorprendido ante tal osadía; consulta con sus consejeros, y le dice: “Si logras traer las aguas del río HUANCANE (afluente del Pampas y Apurímac), hasta la plaza, te concederé por esposa a mi muy amada hija”. El hijo del cacique aceptó el reto. Para sí se dijo: “Moveré cielos, tierra con la ayuda del DIOS WIRACOCHA Y EL DIOS DEL AGUA WARI cumpliré el desafío”.
Reunió cientos de hombres tanto del lugar como de los pueblos cercanos. La misión era hacer un canal de 2.50 metros de ancho a lo largo de 15 kms de longitud.
Cuentan que fue una obra titánica; los hombres luchaban contra el tiempo y la naturaleza; las mujeres y los niños también se sumaban a la gran tarea. Ellas con la merienda y la chicha de jora, los niños alcanzaban piedras pequeñas y champas que servían de cuña.
Luego de un año de arduo trabajo, obra que solamente nuestros antepasados supieron hacer con cada atardecer, después de cada faena cantaban, bailaban y bebían chicha, ya al día siguiente de nuevo y acomodarse otra faena mas, un día lleno de esperanzas.
Por fin llega el agua del río Huancane a la plaza principal de HATUN SORAS, a los pies del noble, de la doncella y de toda su corte. Al frente el mancebo y sus cientos de trabajadores, con los rostros desencajados, las ropas raídas, la mayoría sin ojotas, unos con los chullos a la pedrada otros con una bola de coca en una de sus mejillas, todos los hombres y mujeres con los bordes de sus labios con un verdor petrificado por el zumo de la coca. El mozo dice: “Mi noble señor he cumplido con vuestro deseo y espero que haga igual conmigo y espero que usted cumpla conmigo”. Todos esperaban con ansiedad la aceptación del noble, para irrumpir en hurras y llenar ese orgullo Inca. Con las pocas fuerzas que les quedaban sucedió lo inesperado. El noble tomando profundamente aire respondió con un rotundo ¡No! , ¡No! y ¡No!, “No te daré a mi hija por esposa y el agua ya está aquí y ya no puedes hacer nada”. El mozo se quedo petrificado, su gente se miraban unos a otros con lagrimas en los ojos ante tremenda tragedia.
Acontece un hecho increíble; el mozo, el mancebo, el príncipe hijo del cacique de HANAN SORAS, invocando al Dios WIRACOCHA y al DIOS DEL AGUA WARI al tiempo que da latigazos al agua, lanza gritos tan fuertes que retumbó en los cuatro lados de la plaza: ¡CUTIY! ¡CUTIY! ¡CUTIY!(¡Regresa! ¡Regresa!, ¡Regresa!) sucedió lo increíble... el agua regresó por el mismo cause, cual gigante anaconda pero humillada ¡Oiga! ; castigada hasta la bocatoma del río Huancane. Cuenta la tradición de boca en boca que durante el recorrido el mozo y su numerosa gente iban junto al agua a HATUN SORAS bailando y cantando los alegres HARAWIS, pero después del triste desenlace todo era solead, por las noches se oía el aullido de perros y melancólicos AYA TAKIS (canto de muertos). Sobre el destino de la Doncella y del hijo del Cacique no se sabe nada, se pierde en el tiempo.
Pasaron los años, pasaron los siglos, murieron muchas generaciones; paso también el virreinato, llega la era Republicana ya en 1821 y es en 1962 cuando era presidente del Perú el Arquitecto Fernando Belaúnde Terry, la comunidad de San Bartolomé de HATUN SORAS gestiona un canal de irrigación para aprovechar las extensas tierras que no produce mas que solo pasto natural , nada por falta de agua.
Para alegría de los Soreños, el gobierno acepta la petición , pero parece que la maldición del mancebo estaba encantada en “su” canal, porque apenas los contratistas hacen sonar la comba, el pico y lampa, sucede lo jamás pensado, el cielo se cubrió de una nube densa y obscura, cayó lluvia como nunca había pasado porque era en fecha y hora desacostumbrada, en ese cielo tétrico ven subir al AMARU, los pastores de PUTAJA dicen: “¡Oh Dios! ahorita va a caer granizo” y así fue, en poco tiempo se cubrió el campo de una capa espesa y blanca; se aconsejó a los Ingenieros del proyecto que deben cumplir con un rito ancestral “Pagar a los Apus”, con la coca, la chicha y otros elementos dirigidos a los cerros tutelares. Hecho esto inician el trabajo, casi paralelo al incaico, por que cuando quisieron usar el incaico jamás pudieron, en ciertas zonas se empozaba el agua y tenía un olor desagradable o bien se filtraba. Razón tuvieron cuando dijeron que estaba “embrujado” o “encantado”.
De lejos se ven los canales como dos cinchos grandes que partiendo de cerca de PUTAJA pasa por HUAYLLACHA por la base de dos bellos parajes cubiertos por ichu y terminan en punta, se llaman WARMI(mujer) y HARI PAYAJA (hombre), luego se desplaza para luego caer en forma de cascada para llegar a SORAS.

Fuente oral: Pedro Crisólogo Jáuregui Meléndez; Soras, Sucre, Ayacucho
Escolar: Gianella Angela Villegas Serrano; Callao, Lima