domingo, 6 de julio de 2008

La Leyenda de Huankarquychi

EL HUANKARQUYCHI

En Tomaqaya existen muchas lagunillas y puquios que la gente agradece porque sus aguas son de lo más puro y cristalino que pueda haber a cien kilómetros a la redonda.
Sucede que cuando hay lluvias, las lagunas y puquios parecen cobrar vida animal. Dicen que un gato inmenso del tipo angora comienza a danzar alrededor de los puquios y cuando se produce eso, toda persona que atine a pasar por el lugar es embrujado y aparece muerto.
En tiempos remotos, una campesina que experimento por primera vez este tipo de sucesos misteriosos apareció con el estomago hinchado y oliendo a petróleo.
Era un día caluroso y nada hacia presagiar que lloviera, la campesina que se llamaba Valentina hacia sus faenas agrícolas, recogiendo la cosecha. Era el mes de abril y había que recoger las habas del campo.
Valentina camino por el sendero de siempre, llevaba en su regazo las habas, cuando de pronto se desató una lluvia torrencial. Creyendo que iba a pasar, se cobijo debajo de un árbol de capulí.
El tiempo pasaba y la lluvia no cesaba de caer. Valentina estaba incomoda por el mal tiempo. Pero no se atrevía a regresar a su casa por la lluvia intensa que caía. De pronto, como por encanto se hizo noche.
Valentina temblaba de miedo porque su casa estaba a muy lejos, cuando de pronto observo que del puquio salía un gato gigante y comenzaba a dar vueltas alrededor del agua. Valentina quiso correr pero un miedo terrible le impedía moverse.
Recordó que su abuelita, la mamá grande había contado que de los puquios salía un gato gigante y comenzaba a dar vueltas alrededor del agua. Valentina quiso correr pero un miedo terrible le impedía moverse.
Estaba desnuda, tiritando, la lluvia caía inmisericorde.
En eso, el gato la había visto. En sus ojos había deseo. Se acerco hasta donde estaba Valentina y la campesina no pudiendo soportar tan terrible visión se desmayo.
Al día siguiente los campesinos, cuando buscaban a Valentina, la encontraron ahogada en el puquio, completamente desnuda y en sus ojos, el espanto era patético.
Desde entonces, cuando llueve, la gente se retira de los puquios inmediatamente. No les importa si dejan sus cosechas o cualquier cosa. Saben que la leyenda del Huankarquychi, puede producirse en cualquier momento.

Fuente escrita: Cusco Inmortal: Cuentos, Mitos, Leyendas; Víctor Abel del Castillo, Leonel Guzmán C.
Escolar: Adriana Chávez Tejada, 8 años; Wánchaq, Cusco

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